miércoles, 20 de mayo de 2015

Primeros años del cine

Las diez brevísimas películas de diecisiete metros que componían los primeros programas presentados por los Lumiére mostraban imágenes absolutamente vulgares e inocentes.  Películas que, barajando unas pocas variantes, ofrecían temas bien prosaicos:
-La salida de los obreros de la fábrica Lumiére
-Riña de niños.
-obreros de la fábrica Lumiére 
-Riña de niños.
-Los fosos de las Tullerías.
-La llegada del tren .
-El regimiento.
-El herrero.
-Partida de naipes.
-Destrucción de las malas hierbas.
-La demolición de un muro.
-El mar
Como puede verse, nada nuevo ni nada extraordinario ofrecían estos temas, propios del repertorio de cualquier fotógrafo aficionado de la época.  Pero, a pesar de ello, el impacto que causaron aquellas cintas en el ánimo de los espectadores fue tan grande que al día siguiente los diarios parisinos se deshacían en elogios ante aquel invento y un cronista, víctima de una alucinación, elogiaba la autenticidad de los colores de las imágenes. Un operador de Edison, en estados Unidos, Edwin S. Porter, tuvo la genial idea de montar por separado una serie de escenas de archivo de incendios y acciones de los bomberos por un lado, y por otro secuencias de bomberos tomadas por él mismo. El resultado fue, probablemente, la primera película de montaje de la historia del cine Vida de un bombero americano (Life of an American Fireman, 1903). Su descubrimiento lo perfeccionó en Asalto y robo al tren (The great train robbery, 1903), en la que mezcla varias historias rodadas por separado que confluyen en un momento determinado. Entre las secuencias, son de destacar: unos bandidos que han asaltado la estación, la hija del telegrafista que al que han amordazado, y un baile en el que está la gente del pueblo. La historia finaliza en la confluencia de estos tres relatos en un final en el que los bandidos son rodeados y vencidos. El final de la película es otro avance indiscutible: el primer plano del actor George Barnes, jefe de los bandidos, que apunta su revólver hacia el público, y dispara. Desde esta película el avance del lenguaje cinematográfico fue imparable.

  

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